viernes, 22 de agosto de 2014

19.

Y hablas.
Y ríes.
Y callas.
Y las calles están vacías.
Y distraes la vista un momento, cuando sin querer ya has posado tu mirada en cualquier elemento absurdo y cotidiano.
Y te lamentas. Te lamentas aunque el mero motivo de este lamento sean las simples distracciones.
Y sigues hablando.
Y callas de nuevo.
Y vuelves a reir. Y a llorar.
Y esa pequeña distracción vuelve a aparecer, hasta que te distrae por completo.
Y estás en tu universo mientras hablas, mientras callas, o mientras ríes.
Y la gente te mira asombrada, te toman por loca, y sabes que lo estás; esto es sin duda, lo mejor del asunto.
Y sigo hablando. Y sigo callando. Y sigo riendo. Y la gente mira. Y yo vuelvo a reir. Y me encanta.
Y mi universo, ya no es mío. Porque mi mundo, mi ser, mi verdadera forma de amar, no soy yo, es locura.

-Benavente.