jueves, 17 de abril de 2014

En la vida estamos de paso


¿Hola? Bueno, soy yo, estoy de nuevo aquí para escribir un segundo capítulo. A ser sincera no estaría aquí si no fuera por las ganas que tengo de desahogarme. Esto es como un 'algo' dónde sólo yo tengo el mando, dónde escribo lo que quiero porque quiero y cuando quiero, sin que ningún otro ser pueda decirme lo que debo o no debo hacer. 
Pierdo la noción del tiempo, y no es broma. Hace prácticamente nada era abril del 2010, cuándo todo era distinto pero de algún modo igual. Hace nada, por dentro era otra persona, sin embargo los cambios han sido notoríos, aunque no puedan apreciarse del mismo modo que yo misma los aprecio. Hace nada yo era nada, hace nada yo ni si quiera existía, y ya tengo diecisiete años a penas recién cumplidos. 
A veces pienso 'joder, quiero que mi vida se acabe ya, quiero morirme' (cómo todos pensamos alguna vez, cuándo nos sentimos mal, o en algunos casos, vacíos) pero hoy, a pesar de sentirme mal (porque me siento mal), no he pensado en ningún momento del día que quiera morir. Sería una gilipollez, de hecho soy gilipollas, soy muy gilipollas por a veces desear la muerte, si en unos años (supongamos) moriré sin necesidad de haber deseado morir. Quiero hacer de mi vida algo productivo, algo que cuando esté viendo esa luz del túnel que indica que vaya a lapidarme en breves, pueda sentirme orgullosa. 
En la vida estamos de paso, y repito una vez más lo gilipollas que soy a veces por mandarlo todo a la mierda y desear la muerte. 

Ahora quiero profundizar acerca de lo que es el sentimiento en sí de lo que sería, de lo que es sentirse vacío. Muchos habláis de eso, de que os 'sentís vacíos', y perdonadme, pero si no tenéis ni puta idea de lo que significa sentir algo así, cerrad la boca, porque es ofender a los que de verdad han estado vacíos en algún momento. 
Para mí sentirse vacío o vacía es no sentir nada. Ahora pensaréis que eso debe ser increíble, algo súper genial, porque claro, ¿Qué mejor que no sentir nada, no? Pues no es así, sentirse vacío es mucho peor que sentir dolor, mucho peor, y parezco exagerada, pero creedme que es así de jodido. 
El vacío te hace olvidarte de todo, incluso de ti misma, de lo que eres, del por qué haces lo que haces, de lo que haces con tu vida. El vacío te supera, se convierte en una estrella gigante dispuesta a comerte. 
El vacío te deja un sabor de boca amargo cuando logras, por fin, escapar de él, porque deja secuelas. Por lo menos eso me ha pasado a mí, y es una de las cosas más duras que he tenido que afrontar en la vida. 
La gente se ríe de ti porque creen que todo parece importarte una mierda, pero no, la verdad es que todo te importa una mierda. Ellos te importan una mierda también, en el fondo pocas cosas te importan de verdad. 
E incluso sudas de las personas que te importan, ¿Por qué?, porque no tienes ganas de nada. Cualquier gilipollez mínima te introducirá de nuevo en el vacío por el que hace unos meses pasaste, y podrás pasar días con el vacío en la garganta sin darte a penas cuenta. 
Por eso me jode tanto que hayan quiénes hablen de sentirse vacíos por llamar la atención o por darle nombre a lo que sienten, porque si supieran lo que es el vacío, no podrían hablar de él con tanta facilidad.

Las personas vivimos demasiadas cosas a lo largo de nuestras vidas, cosas que nos hacen reflexionar, e incluso madurar, cosas que nos forman y nos convierten en lo que somos. Duele saber que en unos años todo habrá acabado, y repito por tercera vez lo gilipollas que puedo ser a veces por desear la muerte, si me voy a morir igual. 
Más vale ser feliz, vivir  haciendo de tu vida lo que quieres de ella (Dentro de las posibilidades de uno), porque cuando te comes la cabeza demasiado, al final lo único que logras es sentirte mal. 
He aprendido que sentirse mal no sirve de nada, (irónico teniendo en cuenta que ahora mismo no estoy 'demasiado bien'), que lo que de verdad merece la pena es no pensar demasiado y vivir el día a día lo mejor que se pueda. 

Con esto me despido. Hasta otra. 


viernes, 11 de abril de 2014

¿Hola?

Empiezo dedicando un ¿Hola?, y sí, está en forma interrogativa. Aún me pregunto a estas alturas miles de cosas, y en un tiempo muchas de mis dudas habrán quedado cubiertas por una amplia gama de respuestas, pero otras, otras seguirán dejando una profunda lejanía con las respuestas que van ligadas, o deberían ir, ligadas a ellas.

El fin de esto, de una página que apenas será leída, y que si lo es no tendrá éxito alguno, es eso a lo que yo llamo libertad. Libertad. Sí, eso es, libertad. Tal vez algunos o algunas penseis que esa palabra queda algo grande, porque, ¿Qué es esto para vosotros? Una página cualquiera, unos textos cualquiera, unos textos cualquiera de una niña/adolescente/chica/mujer mediocre. Y no os equivocareis al pensar de esa manera, pero eso no quita que esto siga aportandome esa libertad, esa pequeña, esa gran libertad. 
Si estoy aquí es por esto, porque escribir es libertad, porque escribiendo puedo sentirme bien, y os aseguro que pocas veces puedo decir tan abiertamente y de forma tan sincera que 'puedo sentirme bien'. 
No sé quién me está leyendo,  no sé quién eres tú, no sé por qué me lees, no sé si esto te satisface; pero a mí sí, y de eso va la cosa. 

A estas horas, casi la una de la madrugada apróximadamente, escribo. Ahora soy yo la que está dispuesta a escribir en frente de una pantalla, no es la vida la que me escribe, ni vosotros, soy yo, rota y fragmentada, con ganas de reconstruir los pedazos que se me han caído por el camino, esperando nada, sintiendo demasiado (aunque deseando sentir poco), bailando al compás de un corazón que lo resiste todo (aunque a veces poco resista, pero ahí está), soportando lo insoportable (aún siendo más que insoportable), enamorándose de los momentos, paisajes, situaciones y de personas que me huyen.
Soy yo. Ella, la chica a la que no conoces, esa con la que hablas pero no conoces nada, esa de la que no sabes ni la mitad, esa que se esconde bajo unos auriculares color negro oscuro y llena de música un cerebro que siente, esa a la que no vas a conocer. 

He empezado con un, ¿Hola? y terminaré con un ¿Adiós?, que esta vez va con interrogantes a ambos lados dando señal de que esto no ha terminado. No, aún tengo mucho que daros por culo antes de terminar con esto.