viernes, 22 de agosto de 2014

19.

Y hablas.
Y ríes.
Y callas.
Y las calles están vacías.
Y distraes la vista un momento, cuando sin querer ya has posado tu mirada en cualquier elemento absurdo y cotidiano.
Y te lamentas. Te lamentas aunque el mero motivo de este lamento sean las simples distracciones.
Y sigues hablando.
Y callas de nuevo.
Y vuelves a reir. Y a llorar.
Y esa pequeña distracción vuelve a aparecer, hasta que te distrae por completo.
Y estás en tu universo mientras hablas, mientras callas, o mientras ríes.
Y la gente te mira asombrada, te toman por loca, y sabes que lo estás; esto es sin duda, lo mejor del asunto.
Y sigo hablando. Y sigo callando. Y sigo riendo. Y la gente mira. Y yo vuelvo a reir. Y me encanta.
Y mi universo, ya no es mío. Porque mi mundo, mi ser, mi verdadera forma de amar, no soy yo, es locura.

-Benavente.


lunes, 28 de julio de 2014

18.

A veces me siento sola, y me dí cuenta no hace mucho. Me siento más sola cuando tengo los ojos abiertos y me da tiempo a pensar en lo sola que me siento. Cuando cae la noche vuelve a ocurrirme. Si estoy con gente esa sensación incrementa y se acelera, y si no estoy con nadie dejo de sentirme como una humana para pasar a sentirme como un conjunto de sentimientos sin un cuerpo que los exteriorice. A veces la soledad se traslada a los sueños que tengo mientras duermo, y despierto acalorada dudando por unos instantes que la soledad solo estaba en esos sueños, que no eran la realidad, y si me convenciera de ello estaría engañándome a mí misma. No me gusta caminar sin música en mis oídos, ni si quiera estando en casa, ya que por lo menos esta consigue darme un abrigo; hasta que llega el verano, en verano no se lleva abrigo.
Veo a las personas y sé que sus pieles, sus capas más externas, no me dicen nada que yo no sepa. Visualizo en mi mente un ente que convierte sus superficies en algo místico, casi irreal, una conexión que es tangible en el ambiente aunque no se pueda tocar con las yemas de los dedos. Es el momento en el que nuestro verdadero 'yo' sale a la luz y da señales de que está ahí, de que el vacío aparece cuando dejas de buscarte. Y puedes conectar con ellos, sin embargo, la gente que está a tu alrededor se da cuenta, y te miran, te buscan, pero no logran conectar contigo. Porque te sientes solo, y sea lo que sea que hagas, en ti solo se aprecia eso, la soledad.



jueves, 3 de julio de 2014

XVII.

La verdad promete mentiras. Bastas promesas falsas cuyo único lugar límite, cuya zona límite es eso, un fin, un nuevo comienzo, un hasta aquí, un ya se acabó; la muerte. 
E incluso, la misma es capaz de dar rienda suelta a las 'mensonge' que vuelan despedidas por la atmósfera de la injusticia. 

Injustos los sonoros cantos de los pájaros que despiertan a sus presas. 
Injustos los lloros de las nubes cuando el sol está triste.
Injusto el viento que tumba las hojas de los árboles.
Injusto el tiempo que se marcha. 
Injusto el rico y el mendigo. 
Injustos nosotros. 
Injusta yo. 

El planteamiento de la verdad es muchas veces mentira ,y, lo que creemos cierto es muchas veces incierto. 


Justos los sonoros cantos de los pájaros que han de alimentar a sus crías. 
Justos los lloros de las nubes cuando las tierras resisten. 
Justo el viento que tumba las hojas muertas. 
Justo el tiempo que tiene afán de cambio. 
Justo que el rico sufra lo que el mendigo. 
Justos nosotros. 
Justa yo. 


Pero la verdad es mentira, porque la verdad no existe. Al igual que no hay ni buenos ni malos, la verdad está ahí, en forma de magnitud inexacta.
Como los cantos de los pájaros, como la lluvia, como el otoño, como el tiempo, como la sociedad, como nosotros, como yo. 


La verdad es mentira, por eso tú has sido mi verdad favorita. 









          -Benavente.

miércoles, 25 de junio de 2014

16.

Antes de ayer Don Patrick me encargó marchar a por una botella de ron antiguo, tan exquisito como delata el adjetivo, y sí, podemos percibir como antiguo del mismo modo al Don. 
El caso es simple, y no hay más que una rutina apaga-sueños, y con tal pureza se libra de mi sueño, el de poder ser libremente yo. Qué más puedo pedir de todo modo y toda forma, si dentro de mi normalidad, mi vida no es imposible, pero sí muy complicada de cambiar.
Marché diez minutos después de esta pequeña pausa mientras cincurvalaba el asiento del salón y varias estatuillas de piedra o roca, más bien piedra viva, o bueno, tal vez eso me decían ellas con los ojos; tal vez fuera yo el loco y ellas no me miraban con tal fijación incomprendidas.

Cuando cerré la puerta esta causó un estruendo diminuto pero a su vez inmenso, sentido y turbulento. 
La Señora Dorada vestía lujosa en un lugar apagado, rodeada de panaderos y criados que salen a comprar para sus amos. Ellos como yo, solo son esclavos. Durante un tiempo no me pregunté ni planteé nada de esto, pero no creo que esté bien a ser sincero. 

<Y volvió a soñar>

La sinceridad soy yo, la sinceridad somos nosotros, y que el mundo se pare, que yo me bajo, que quiero parar y contemplar mejor los días antes de que se marchen. No hay pasado, el pasado ya ha volado, y el hoy está pasando. No me entendéis, no me entiendo, no puedo orar porque no creo ni en las horas que se suceden conmigo y con mi aliento. Decidme por qué, explicadme este sentimiento, pues yo cesaré mi cielo y mi infierno, lo cesaré todo, pero debo amar el tiempo, a las constantes tensiones de mis cimientos. 

<Y el sueño despertó>
<Y los sueños soñaron>
<Y los sueños se adormecían>
<Y el sueño regresó de nuevo>


Circunvalaba el salón guardando su espacio a las figuras que me miraban y cobraban vida mientras yo sonreía, y ellas parecían hacerlo también, conmigo o sin mí, miraban fijas mis ojos al igual que yo los suyos. Como las gárgolas que desde fuera me saludaban antes de estallar y volar cerca del firmamento oscuro. 
Ven, dame tu mano y bailemos a la vez que paseamos por las calles de este, nuestro escenario. La estatua, me dio su mano y fingió un estornudo para no mirarme de nuevo. 
Y la estatua despertó. 
Y la estatua soñó.
Y la estatua se adormecía.
Y la estatua regresó de nuevo. 

<En las calles>

Más, en la calle la  Señora Dorada continuaba paseando mientras los criados y los panaderos continuaban danzando puros por ese otro escenario. 

<Y volvió a soñar>






El escenario que cada uno se construye es el válido. Estar pensando en los sin sentido de mis abrazos a una estatua, bailando y amaneciendo de nuevo a cada momento sin quererlo ni esperarlo. 
La perfecta ilusión que cada uno creamos es igual a la perfección que prometen los libros contando historias de amores esperanzados. Ideales de mentiras que sobreviven gracias a nosotros, y que también sin esperarlo, a veces nos dan abrazos cuando nos sentimos extraños. 


-Benavente. 

viernes, 13 de junio de 2014

Catorce y Quince.

Fabrizio Paterlini - Soffia La Notte/Night Breaths

http://www.youtube.com/watch?v=5WBjIfdwgb4&hd=1


Max Richter - Written On The Sky

http://www.youtube.com/watch?v=EH45A6ek45s&hd=1














13.

Cada tarde me mecía ante la duda de quién era, ante la duda de dónde estaba mi alter ego semejante. Las dudas abatían mi regreso, y mi regreso se escondía porque se sentía viejo. También cabía la vieja posibilidad de hallar camino en un vacío inmenso. Inmensos sueños se perdieron, y ellos pérdidos tampoco pudieron encontrarse. A su encuentro no ví nada, y con nada sonrío hoy tumbada en la cama.

Estábamos sobre el cielo, estamos bajo el cielo. Trazando líneas en un lienzo pasajero, atándonos a días que saben a refugio, llorando si no alcanzamos lo que queremos. Abrazándonos a precipicios sin motivo alguno, y cayendo al suelo más frío cuando estos nos sueltan. Amando los parques de frontón dónde jugábamos de pequeños, y enfrentando nuestros miedos que sin escrúpulos, amargan corazones sinceros.

Cuántos hablaron de dolor sin tener remota idea.Y yo les digo ahora: Pónganse ustedes en la piel de cualquier doctor de las Áfricas negras. Pónganse ustedes en la piel de una madre que no alimenta a sus pequeños por falta de dinero, pónganse ustedes en pieles de judíos en épocas de Hitler, pónganse ustedes en la piel de esos poetas asesinados. Pónganse ustedes en la piel de cada uno, y sabrán lo que es dolor.
Tal vez ustedes me aborrezcan por hablar con tanta frecuencia de nuestro dichoso amigo, pero el dolor es innevitable e imparable, constante y deliberante. Un pasajero que se encuentra en el primer asiento, abordo de nuestras vidas, esperando el mínimo choque para estallar. ¿Estallarán ustedes? 





-Benavente. 





domingo, 1 de junio de 2014

12.

Miles, millones de personas que guardan dentro de sí una voz que no dice nada. No dice nada. 
Y estoy aquí para contar lo que ellos callan, lo que ellos callan por miedo. Pero, ¿Miedo a qué? ¿A ellos? ¿A todos vosotros? ¿A ellos mismos? - No- ¿O tal vez sí? 
Tienes miedo, pero yo ya no tengo miedo. Sé lo que estoy haciendo aquí, sé que tienes miedo, y tu miedo los alimenta. 
Por eso, cuando estés jodido, cuando tengas en frente un puto problema, no te escondas, enfréntate a él.
Porque el miedo es una chuchería en manos de niños grandes, o mejor, dejémonos de chuches que ya somos mayorcitos.
El miedo es una bala con truco, -¿Cuál es el truco?- Preguntaréis. El truco está en la bala. Cuando disparas, la bala vuelve a ti, la bala te daña a ti, no a tu contrincante.
¿Eso quieres? ¿Dañarte, escupir tus propia sangre, caer rendido, sabiendo que tú has sido el culpable de disparar?
Eso ocurre con el miedo. Cada vez que tienes miedo, estás apretando a un gatillo en consecuencia.
Cada vez que tratas de huir del miedo, el gatillo se empuja automáticamente, disparándote, y lo hace porque tú lo has querido así.

Si tienes miedo, el resultado va a ser siempre un disparo poco efímero, sea como sea la situación en la que estés, de cualquier modo, el disparo acabará llegándote.
Las balas no se acaban hasta que tú le pongas fin a ello. Pueden ser interminables, o, pueden terminarse ahora. 



-Benavente. 

miércoles, 28 de mayo de 2014

10.

Encontrarse cada noche con 

nuestro amigo clandestino, 


llorar por la pérdida si se va


al amanecer,


y si las madrugadas son de


un fino lino, 


el niño desaparece a
unque 


tú lo puedas ver.





Me encontré con el odio, y lo saludé mientras me iba. 

Iba de camino a un lugar llamado ira.


Irá a llorar él, ahora que me arropa la brisa.








-Benavente. 

9.









Doña Angustias esperaba sentada en el sofá de invitados. Parece algo inquieta, y mientras contonea sus rodillas como símbolo de desasosiego, me adentro en la sala para ofrecerle un té como hago de costumbre. El tiempo se detiene unos instantes, pero miro el reloj para asegurarme de que no llegaré tarde a la cita con el Archiduque. 
La Doña me contempla con unos ojos abiertos como platos, y yo de pie trato de mantener la compostura cuando las manos empiezan a temblarme de estupor sin yo quererlo.
Ella rechaza el té, y de pronto se alza en dirección al baño. Cuando camina se vé tan bonita y singular, con una belleza que ni las niñas de veinte podrían lucir. 
Quieto en el salón, sigo observandola mientras se va. Al poco, el sonido de un disparo recorre en breves la estancia. Todo el mundo está alterado, sobretodo yo, a pesar de que mi frialdad no lo denote. 
Caminando a pasos agigantados, voy a informar al Señor Marcus, el atractivo hijo mayor de la familia Mercredi. Con él la Señorita Morgane, su magnífica esposa casi o más bella que él. El Señor besa a su Señora, y conmigo se acerca a la habitación 13, lugar foco del disparo. Para nuestra sorpresa, encontramos a Doña Angustias tirada en el suelo, semi descuartizada, y envuelta en sangre de su propia cosecha.

No era supersticioso, no hasta hoy.





-Benavente. 

8.

Ya allá a las doce y pico de la madrugada, en medio de una noche dónde las farolas lucen arbitrariamente, me encuentro aquí, o tal vez allá. 
Las calles humedecidas dejan entrever el reflejo de los coches que se encuentran con el asfalto. El agua salpica, y ni sus gotas cubren la fragilidad de los días; ni de las noches como esta.

Las cartas reemplazan la compañía de un amigo, el alcohol y la droga se unen a mi particular fiesta dónde la luna es testigo. 
Y dibújame, le pido a ella. Dibújame soñando contigo, hablando contigo, sintiendo el frío contigo. Dibújame abrazándote, y déjame sentir desde tu piel de piedra, que hasta las piedras se sonrojan al poder querer, al saber querer, al ser mi querer. 
Sed de dibujar, sed de ser dibujada. Al igual ocurre con la famosa fábula del 'Querer y ser querida', y sin embargo, me limito a buscarte en un retrato. 
El retrato de una fantasía. El retrato de la chica que amaba a la luna.

Y ya allá a las doce y pico de la madrugada, en medio de un sueño, me encuentro aquí, o tal vez allá.


















-Benavente.

viernes, 23 de mayo de 2014

7.

Yo estaba allí. Lo recuerdo como si fuera ayer.
Las noches convirtiendose en el más puro dolor que cualquier ser vivo de este planeta, o de cualquier otro, pueda imaginar. Lo viví, y fue real, sé que fue real. Aquel espejo era real, aquel lugar era real, aquella imagen era real, aquel sueño era real.
Todavía siento escalofríos al recordarlo, y no es difícil sentirlos cuando la frígida nostalgia te invade. Un frío inmenso me arropó, vino y me cubrió con su aliento. No es complicado deducir qué pasó después de aquel mal trago: Ello me tragó a mí.

Daban las dos y media de la madrugada, en un martes que a penas acababa de comenzar, y allí, en mi cama -como cada noche-, me fuí a hacer un intento por descansar unas horas. Unas horas, o eso creíamos mi subconsciente y yo. Es entonces, cuando caí rendida al sueño.








Es por la tarde. Voy a marcharme un rato a la oficina, que llego tarde, como de costumbre. Y yendo de camino, cómo no, mis ojos se topan con unas enormes y sorprendentes montañas que están justo en frente de mí. Si estiro las manos podría capturarlas por unos instantes, y lo que es más podría sentirlas mías. Mi embelesamiento cesa cuando mi aura nota una presencia cerca. Me giro, y veo cómo un hombre de avanzada edad, mayor, camina hacia mí desde una colina, sobre un camino rodeado de una densa niebla. El hombre, conforme va acercandose, desaparece, pero a los segundos reaparece en un tramo del camino más cercano a mí. Mi reacción consiste en sentir un conjunto entre pánico y miedo.
Al día siguiente, despierto en un lugar totalmente distinto. Cuando abro la puerta de la casa en la que estoy, veo lo que parece ser un campo, y sin querer, mis pies dejan de sentir la tierra. Estoy flotando, ¿Estoy volando? 
Cruzando el horizonte mientras el viento me da en la cara y la velocidad recorre mis huesos, llego a mi destino. Llego al día de ayer, al momento en el que me desvanecí, llego al camino que se dirige a la montaña. Puedo verme, y un espejo si pudiera hablar, ahora mismo, diría que tengo aspecto del peor de los monstruos, porque soy un monstruo.
Puedo verme, puedo verme asustada, pero no huyo despavorida, y eso me enorgullece. No hago nada aquí, debo estar dentro de mí de nuevo. No soy yo sin mí, esta vez sólo necesito estar dentro de mí. Mis ansias se introducen en mi cuerpo, en el día de ayer, junto a las montañas, esperando a aquel espectro. 
La angustia me envuelve cuando sé que ese espíritu en forma de hombre, me cubre intentando poseerme.

Entonces despierto. Sé que está aquí.


-Benavente. 

6.

El despojo del ser humano, una piel que oculta lo que en realidad somos.

La rabia oculta tras varias capas de piel, y como el ozono con su dióxido de carbono, los sentimientos están repletos de naúseas. Cuesta creer que ya no queramos ver. 
Ahogándonos entre masas de ignorancia, perdemos el control, y lo que es más, el sentido de la verdad. 
¿Qué sentir cuándo las olas de incertidumbre te llevan mar a dentro? ¿Qué sentir cuándo la corriente no te deja volver al punto de partida? 
Una frustración que no deja hueco ni cabida para pensar. Bloqueo mental que deja a las neuronas en un blanco estado de coma, es por ello que son un fácil blanco para que los pájaros vengan y las coman.

Celo a modo de parches si suspiramos, alcohol a modo de néctar inyectado en las heridas más profundas, gritar a pleno pulmón a modo de anestésico. Más no podemos seguir ni aquí, ni así. Cambio a modo de cambio, paulatinamente e increpando. 
Camino porque si no camino, este estanque y sus peces se alimentarán de mis enemigos restos. 
Ni ese dios del que hablan podrá salvar a las cenizas en llamas, cuando ya abatidas, contienen su drama. 
Somos frágiles pero consistentes piezas de un diafragma, que día a día, tropieza con la disolución del magma. 
No somos soluciones de rompecabezas, y nos rompemos la cabeza con tal de estar así serenos. Aunque ni las sirenas nos calman; ojalá todo fuera tan sencillo como embelesar a marinos y piratas. 

El despojo del ser humano, una piel que oculta lo que en realidad somos. 

Márchense ya si lo que buscan es un paradigma de claridad. La oscuridad nos ha tomado, y no se pueden cruzar infiernos sin cometer asesinatos. 



-Benavente. 

jueves, 22 de mayo de 2014

5.

Estamos solos.
Sí, solos todos.
Sí, todos solos.

Mírame a los ojos y dime
si crees que miento,
mírame a los ojos y dime
con el corazón sincero,
que no es esto verdad.

Hablamos con los labios
de forma ocular,
ocultando los miedos,
y apartándonos del silencio
que estos nos pueden crear.

Soy injusta y te pido el cielo,
pero tú no me lo das,
y a cambio vienes a cuclillas
para entregarme el mar.

Estamos solos.
Sí, todos solos.
Sí, solos todos.

Mírame a los ojos y dime
si crees que miento,
mírame a los ojos y dime
con el corazón sincero,
que no es esto verdad.

Hablamos con los versos
de forma angular,
cada ángulo de la esquina
de mi cuarto,
sabe que tengo las de ganar.

Estamos solos.
No, solos pocos.
No, pocos solos.


Mírame a los ojos y dime
cuándo crees que miento,
mírame a los ojos, di que
esto no es verdadero,
y mi corazón sincero e
injusto se irá.







-Benavente.

lunes, 19 de mayo de 2014

4.

El licor de limón se funde entre 
tus dedos, 
y ya me da igual, 
el alcohol se va contigo, los 
sueños vuelven a mí. 

Me he ido. 
Me fuí.
He vuelto. 

Tus canciones melancólicas 
han hecho estallar mis tímpanos, 
y ya me da igual, 
la melacolía se va contigo, los
cielos vuelven a mí. 

He vuelto. 
Me fuí. 
Me he ido. 

Las palabras hoy aquí, 
mañana allá,
y ya me da igual, 
el amor es una metáfora, los
estúpidos nosotros dos. 

Me fuí. 


Me voy. 


El licor de limón se funde con los
pájaros,
y se agota como la poesía del
lunes cuando anocheció. 


-Benavente. 

lunes, 12 de mayo de 2014

3.

A qué esperas cuando no esperas nada, cuando la inquietud te cansa, 
y el eco del vacío divisa un naufragio. 

No esperas cuando no te queda nada, 
la frialdad amanecía cálida, 
y yo amanezco en el pecho con un vacío. 

La espera mata al inconsciente, 
y la conciencia ya me mató hace años. 

~

El pago por soñar es caro, 
pues me costó demasiado lo de ser
una soñadora en paro. 
Estudiando dónde no puedo ver
más allá de un ayer. 

La virtud de sentir un amor incontrolado 
hacia la vida, 
vió su fin y el cielo me susurra 
deseando hacerme volver. 


~


A qué esperas cuando no esperas nada, 
si las calles barren tus esperanzas, 
si cuando me gritas, sólo escucho 
silencio. 




No esperas cuando no queda nada, 
si cuando te grito, resuena el alma
y tiemblan mis cimientos. 

La espera salva al inconsciente, 
y a mí ya me salvó hace años. 


- Benavente. 



jueves, 17 de abril de 2014

En la vida estamos de paso


¿Hola? Bueno, soy yo, estoy de nuevo aquí para escribir un segundo capítulo. A ser sincera no estaría aquí si no fuera por las ganas que tengo de desahogarme. Esto es como un 'algo' dónde sólo yo tengo el mando, dónde escribo lo que quiero porque quiero y cuando quiero, sin que ningún otro ser pueda decirme lo que debo o no debo hacer. 
Pierdo la noción del tiempo, y no es broma. Hace prácticamente nada era abril del 2010, cuándo todo era distinto pero de algún modo igual. Hace nada, por dentro era otra persona, sin embargo los cambios han sido notoríos, aunque no puedan apreciarse del mismo modo que yo misma los aprecio. Hace nada yo era nada, hace nada yo ni si quiera existía, y ya tengo diecisiete años a penas recién cumplidos. 
A veces pienso 'joder, quiero que mi vida se acabe ya, quiero morirme' (cómo todos pensamos alguna vez, cuándo nos sentimos mal, o en algunos casos, vacíos) pero hoy, a pesar de sentirme mal (porque me siento mal), no he pensado en ningún momento del día que quiera morir. Sería una gilipollez, de hecho soy gilipollas, soy muy gilipollas por a veces desear la muerte, si en unos años (supongamos) moriré sin necesidad de haber deseado morir. Quiero hacer de mi vida algo productivo, algo que cuando esté viendo esa luz del túnel que indica que vaya a lapidarme en breves, pueda sentirme orgullosa. 
En la vida estamos de paso, y repito una vez más lo gilipollas que soy a veces por mandarlo todo a la mierda y desear la muerte. 

Ahora quiero profundizar acerca de lo que es el sentimiento en sí de lo que sería, de lo que es sentirse vacío. Muchos habláis de eso, de que os 'sentís vacíos', y perdonadme, pero si no tenéis ni puta idea de lo que significa sentir algo así, cerrad la boca, porque es ofender a los que de verdad han estado vacíos en algún momento. 
Para mí sentirse vacío o vacía es no sentir nada. Ahora pensaréis que eso debe ser increíble, algo súper genial, porque claro, ¿Qué mejor que no sentir nada, no? Pues no es así, sentirse vacío es mucho peor que sentir dolor, mucho peor, y parezco exagerada, pero creedme que es así de jodido. 
El vacío te hace olvidarte de todo, incluso de ti misma, de lo que eres, del por qué haces lo que haces, de lo que haces con tu vida. El vacío te supera, se convierte en una estrella gigante dispuesta a comerte. 
El vacío te deja un sabor de boca amargo cuando logras, por fin, escapar de él, porque deja secuelas. Por lo menos eso me ha pasado a mí, y es una de las cosas más duras que he tenido que afrontar en la vida. 
La gente se ríe de ti porque creen que todo parece importarte una mierda, pero no, la verdad es que todo te importa una mierda. Ellos te importan una mierda también, en el fondo pocas cosas te importan de verdad. 
E incluso sudas de las personas que te importan, ¿Por qué?, porque no tienes ganas de nada. Cualquier gilipollez mínima te introducirá de nuevo en el vacío por el que hace unos meses pasaste, y podrás pasar días con el vacío en la garganta sin darte a penas cuenta. 
Por eso me jode tanto que hayan quiénes hablen de sentirse vacíos por llamar la atención o por darle nombre a lo que sienten, porque si supieran lo que es el vacío, no podrían hablar de él con tanta facilidad.

Las personas vivimos demasiadas cosas a lo largo de nuestras vidas, cosas que nos hacen reflexionar, e incluso madurar, cosas que nos forman y nos convierten en lo que somos. Duele saber que en unos años todo habrá acabado, y repito por tercera vez lo gilipollas que puedo ser a veces por desear la muerte, si me voy a morir igual. 
Más vale ser feliz, vivir  haciendo de tu vida lo que quieres de ella (Dentro de las posibilidades de uno), porque cuando te comes la cabeza demasiado, al final lo único que logras es sentirte mal. 
He aprendido que sentirse mal no sirve de nada, (irónico teniendo en cuenta que ahora mismo no estoy 'demasiado bien'), que lo que de verdad merece la pena es no pensar demasiado y vivir el día a día lo mejor que se pueda. 

Con esto me despido. Hasta otra. 


viernes, 11 de abril de 2014

¿Hola?

Empiezo dedicando un ¿Hola?, y sí, está en forma interrogativa. Aún me pregunto a estas alturas miles de cosas, y en un tiempo muchas de mis dudas habrán quedado cubiertas por una amplia gama de respuestas, pero otras, otras seguirán dejando una profunda lejanía con las respuestas que van ligadas, o deberían ir, ligadas a ellas.

El fin de esto, de una página que apenas será leída, y que si lo es no tendrá éxito alguno, es eso a lo que yo llamo libertad. Libertad. Sí, eso es, libertad. Tal vez algunos o algunas penseis que esa palabra queda algo grande, porque, ¿Qué es esto para vosotros? Una página cualquiera, unos textos cualquiera, unos textos cualquiera de una niña/adolescente/chica/mujer mediocre. Y no os equivocareis al pensar de esa manera, pero eso no quita que esto siga aportandome esa libertad, esa pequeña, esa gran libertad. 
Si estoy aquí es por esto, porque escribir es libertad, porque escribiendo puedo sentirme bien, y os aseguro que pocas veces puedo decir tan abiertamente y de forma tan sincera que 'puedo sentirme bien'. 
No sé quién me está leyendo,  no sé quién eres tú, no sé por qué me lees, no sé si esto te satisface; pero a mí sí, y de eso va la cosa. 

A estas horas, casi la una de la madrugada apróximadamente, escribo. Ahora soy yo la que está dispuesta a escribir en frente de una pantalla, no es la vida la que me escribe, ni vosotros, soy yo, rota y fragmentada, con ganas de reconstruir los pedazos que se me han caído por el camino, esperando nada, sintiendo demasiado (aunque deseando sentir poco), bailando al compás de un corazón que lo resiste todo (aunque a veces poco resista, pero ahí está), soportando lo insoportable (aún siendo más que insoportable), enamorándose de los momentos, paisajes, situaciones y de personas que me huyen.
Soy yo. Ella, la chica a la que no conoces, esa con la que hablas pero no conoces nada, esa de la que no sabes ni la mitad, esa que se esconde bajo unos auriculares color negro oscuro y llena de música un cerebro que siente, esa a la que no vas a conocer. 

He empezado con un, ¿Hola? y terminaré con un ¿Adiós?, que esta vez va con interrogantes a ambos lados dando señal de que esto no ha terminado. No, aún tengo mucho que daros por culo antes de terminar con esto.